NOVENA HERMANA EMILIE ENGEL
Ya desde joven, Emilie tenía grandes aspiraciones: Quería ser santa, anhelaba amar a Dios con todo su corazón y su deseo era servir.
Sin duda, fue el Espíritu Santo quien despertó estos nobles anhelos en su alma. Los que le rodeaban veían algo especial en ella. Era considerada, amable y comprensiva. Era trabajadora y responsable. Era una líder serena que influenciaba a otros con su ejemplo.
Con el tiempo, su aspiración a la magnanimidad la motivaría a renunciar a todo y consagrar su vida a Dios para la misión de Schoenstatt. Este mismo deseo la inspiraría a expresar su disposición a sufrir para que la nueva comunidad de las Hermanas de María se convirtiera en una comunidad de santas, y le daría las fuerzas para llevar a cuestas, con valentía filial y una alegría irradiante, la cruz de la enfermedad debilitante que padecía.