La cruz de San Francisco o crucifijo de San Damián es frente al cual el santo de Asís estaba rezando en la iglesia dedicada a San Damián cuando recibió el pedido del Señor de reparar su iglesia. Invita a todos nosotros a vivir una viva fe, igual que como ha hecho San Francisco. Fue realizada siguiendo antiguas tradiciones monásticas, de alrededor de 1513, por las Hermanas de Belén, hijas de San Bruno, en el monasterio Santa María Reina del Paraíso en Chile. Es arte sacro, que permite a las Hermanas de Belén, régimen de claustro y votos de silencio, evangelizar a través de estas cruzs, que ellas realizan en oración, pidiendo bendiciones y gracias para las personas que las compran y las personas que las reciben, para toda la vida.La materia base, llamada marfilina, está compuesta por piedra reconstituída mezcladas con otros productos propios del Monasterio.
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